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sábado, 20 de noviembre de 2010

Desencajada.

Por aquellos gritos ahogados en la garganta
por aquellas siluetas desformes en los ojos
por aquellas ideas de plomo, pesadas y asfixiantes
que rodean la mente, que se respiran por la nariz
presionando aún más el poco espacio que queda allí.

Por la lluvia que cae
por el peso en la espalda
por el miedo a seguir
por las pocas palabras
por romper los vidrios
los muros,las calles, los televisores, las radios,los teléfonos,los corazones, las almas, las cabezas
y todo aquello que rasgaron mis palabras, mis manos, mis pies o mi mente...
especialmente esta ultima, mi mente, que terminó con las palabras carismáticas volviéndolas escasas, y no solo estas, sino que cualquier otra palabras,que rompió las rimas, los sonrisas ligeras, que volvió la esencia estrambótica en desencajada.


Que difícil es escribir cuando no sientes nada.
Es que las palabras casi siempre me nacen del alma, ahí se hilan, atan o desatan, quedando perfectas en un párrafo, en un verso, en una rima, en una frase, en lo que sea, pero ya no, mi mente se comió su lengua.
Es como intentar ver con los ojos cerrados, nada muy bueno se logra de ello.
Digo siempre lo mismo, miro siempre lo mismo, escribo siempre lo mismo.

No tiene gracia, ninguna.

¿En que momento se me fueron las palabras?

Anoche me dio uno de aquellos momentos, dos frases o tres frases murió lo demás y no se alargó más, podría comenzar a falsear mis palabras, escribir con plástico mi vida, lo que digo a diario, lo que pienso, etc, pero caería muy bajo para mí, prefiero no sentir nada, pasarme la vida flotando en ello, que impregnar de plástico lo que pienso.





"En el costado este final abierto punza y no sangro. Trato de seguir caminando.No sé donde, pero lejos de todo ..."