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martes, 18 de diciembre de 2012


" "¿Qué me sucede? ¿Me caigo? Las piernas me vacilan" ,pensó; y calló de espaldas. Abrió pesadamente los ojos, con la esperanza de ver cómo terminaba la lucha de los franceses y los artilleros  deseaba saber si el pelirrojo había muerto o no, si los cañones estaban en poder del enemigo o habían sido salvados. Pero no vio nada. Sobre el no había más que el cielo, un cielo alto, sin brillantez, pero infinitamente alto, sobre el que se deslizaban algunas nubes grises. "Qué paz, que calma, qué serenidad; todo es distinto a como era hace un momento, cuando yo corría- pensó el príncipe Andrei-; cuando corríamos, gritábamos y combatíamos; cuando con aquellas caras furiosas y asustadas, el francés y el artillero se disputaban el atacador, las nubes no se movían así por ese cielo alto e infinito. ¿Cómo no me he fijado antes en esa profundidad del cielo? ¡Qué feliz me siento de haberlo sabido al fin! Sí, todo es vacío y engaño, menos ese cielo infinito. No hay nada más que el. Pero ni eso existe. No hay más que paz, reposo... Y muy bien que así sea" "

La guerra y la paz, León Tolstoi




lunes, 17 de diciembre de 2012

Cuatico


Corro, levanto la cabeza y veo a mi derecha los árboles, el cielo de un color distinto al azul y celeste de siempre  porque ahora cae el sol y me conmuevo ante eso.
Corro con mi hermana al lado levanto la cabeza, veo de un color distinto de nuevo el cielo, lila, un árbol de un verde intenso se mueve con el viento al lado de la silueta de la luna que ya a las 8 de esa tarde comienza a dibujarse de un tono blanco grisáceo, y todo es distinto.
 Cuelgo la ropa luego de lavarla, mi polera favorita con más cuidado, miro hacia al frente y de nuevo, el sol cae, los colores cambian el paisaje, y todo cambia hasta en esa acción tan cotidiana, termino por percibirlo, por darme cuenta al fin que todo es tan distinto siempre, que simplemente bastaba con levantar la cabeza, que sólo tenía que mirar los colores, que todo estaba allí, siempre lo ha estado completo para que lo viera y me sienta una parte diminuta en este todo infinito,  cuando corro, subo la pasarela y miro al frente toda esa naturaleza en campos, esa inmensidad que me invade, pensando en todo aquello que a mi me es tan grande es tan pequeño en realidad en comparación a un universo siempre en expansión y yo, tan tonta,  molécula, átomo de ese movimiento, un suspiro, un pestañeo no había percibido mi pequeñez.
¿Y qué es mi vida en comparación? nada
¿Y para que he nacido?  He nacido para amar y conocer apenas una pequeña fracción de todo aquello, sólo viviré una vez, un ahora y sólo conoceré y querré de verdad ¿a cuantos? Tan pocos, pero que llenan mi vida y yo lleno la de ellos, pero seremos siempre a penas partes, los unos a los otros de los mismos.
Y mi vida es tan pequeña, pero tan necesaria para mi y para otros, que no puedo hacer otra cosa que vivirla en todos sus matices y poner lo mejor de mi en cada acción, porque es al final lo único que poseo de verdad, mis acciones y  mis pensamientos.







"En el costado este final abierto punza y no sangro. Trato de seguir caminando.No sé donde, pero lejos de todo ..."