Fotofobia.

La luz se acerca poco a poco a mi cara, hierve ardiente sobre la piel, camina dejando terror en mis ojos, se acerca a ellos, de apoco, de apoco…

¡Silencio!

Me refugié en la esquina de la habitación, temblorosa ante aquella siniestra luminosidad, desde la ventana nacía devorándose la oscuridad de la noche de forma cruel y lenta, cosechando el pánico en mí, mientras la gotera del baño, resonante marcaba una cuenta regresiva que pareciese no tenía fin, maldita gotera, mis oídos maquinís del sonido se vestían con el taconeo de la gotera. Mi mandíbula se aprieta acechante, sé que toda la casa debe estar en las mismas condiciones, no puedo salir de allí.

Analizo la habitación desde mi esquina.

Pedí una pieza sin ventanas y aquí estoy tahúr de ajedrez con el sol, supongo que con el tiempo quizás me acostumbre o aprenda a sobrellevarlo, ja!, vamos, ¿Para que te engañas? simplemente aprenderé a deslizarme sin que esa ventana y lo que proyecte me toqué, ¿A quien rayos se le ocurrió colocar esa cortina tan traslúcida?, me enfurezco, ¿Que mente enferma puso esa cortina tan débil, sin sentido allí? ¿Me quieren matar acaso?... Sí, me quiere matar, siempre lo supe, para que me engaño… Mi corazón… late tan rápido, estoy sudando, miro la luz, Oh no Dios mío! Aléjate, aléjate, aléjate, está tan cerca, pero tan cerca, me apego todo lo que puedo a la muralla, deseo desaparecer en ella, mimetizarme, ser un fantasma y la cruzaría sin problemas

Diablos! nonononononoono, aléjate, aléjate de mí

Sudo aún más, mi corazón se desborda, la agitación es insostenible, estoy al borde, me desvanezco , la debilidad me consume, me desmayaré otra vez, lo sé, no quiero que me toque, no no por favor no, estoy tan nerviosa, siempre he sido muy nerviosa, ahora mi corazón saldrá por mis ojos, por mi piel, por mis uñas.

Otro sonido constante, rítmico y leve se alza desde el pasillo

Ayuda, por fin ayuda, se acerca, ayuda, ayuda, por favor vengan por mí…

Toc Toc!

!

Mi voz, mi garganta está anudada, oprimida por el miedo, la angustia y la desesperación, vamos, habla, libérate de una vez, solo así obtendrás esa ayuda.

Toc Toc!

Sollozo, impotente, en un sollozo ahogado, todo está en silencio, solo mi cuerpo se convulsiona en el más ridículo de los sollozos: el mudo.

Toc Toc!

Una voz suave dice

-¿Señorita?

Más silencio angustioso.

Los mismo pasos, pero esta vez en el sentido contrario se alejan.

No! No! No! Por favor no, mi impotencia y rabia aumenta, boca inútil!, gente inútil, de nada sirven ambos, solo traen el mal, el silencio y las indiscreciones, Maldita sea! golpeo la pared con mi puño, el gemido ahogado que se desprende de mi boca mientras sangra mi puño apenas es audible entre los pasos rápidos que retoman su camino, esta vez hacia a mí.

Toc toc toc toc

La misma voz más ronca e histérica pregunta otra vez

-¿Señorita?

Intento hablar, otra vez no puedo, mi corazón está cada vez más desesperado y oprimido por la angustia, me ahogo, mi garganta me traiciona cada vez más, esta vez no solo con las palabras, sino que también con lo esencial: Me cuesta respirar. Me miro, lloro, está ya casi en todo mi cuerpo, no puedo escapar más, mis piernas están infectadas por aquello, ¿Cómo me lo quito?

Toc toc toc toc

Otra vez esa voz agitada pregunta.

-¿Señorita?

Levanto la cabeza, golpeo nuevamente con fuerza, ira y angustia el mismo muro que me hubiese gustado atravesar.

¡La puerta!

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!

El grito que fue ahogado tantas veces sale sin preámbulo ante aquel horroroso espectáculo, mis ojos, mi piel, mi cara, mi cabello, infectado de luz,luz, luz, LUZ! de golpe, mis manos sangran, ¿Para que?, para nada, pues el remedio, la maldita ayuda, ha sido peor que la enfermedad, aquella cortina estúpida ofrece menos luz, que aquella puerta infernal abierta, Sí! infernal, pues de ella se desprenden como llamas ardientes lo rayos luminosos del sol, grito, grito, y sigo gritando cada vez más histérica.

-¡La puerta!, ¡la puerta!, ¡Cierrela ya! La luz, esa luz! Aaaahh! entra demasiada luz.