A un paso de tomar una mochila
A un paso de dejar otra mochila
A un paso de llorar de tristeza
A un paso de llorar de alegría
A un paso de caminar bajo el frío
A un paso de ir en busca del calor
A un paso de caminar sola
A un paso de encontrar gente.
A un paso de perderme en caminos nuevos para terminar encontrándome en alguno de ellos, jugosos de lo desconocido, bañarme en sus curvas y asfalto, exprimir la esencia de los pasos que me antecedieron, cocinar vida bajo el calor abrazador, sonreír ante la falta de comida y el agotamiento, aprender que aún así se puede vivir feliz, sin rumbo, cansado y débil, sin más sentido que vivir por todo lo que implica sentir.
A un paso de recibir toda esta frescura mañanera en la cara y todo el cuerpo cada día, uno a uno, sin techos que me priven de nada, sin sábanas que oculten nada, sin miedos a que algo pueda pasar, por que lo único de valor que tienes eres tu y eres lo único que debes cuidar, ¿Y si pasa algo?... Por algo pasan las cosas, simplemente me acerqué a mi final abierto, mas fui yo quien decidió acercarse a el.
A un paso de quitar las máscaras, descubrir lo valioso, aquello que pareciese no existiera, moldear con espontaneidad lo esencial, dejarte llevar por el movimiento del viento, olvidar quien eres para lo conocido y descubrirte en lo desconocido, al filo de la verdad.
A un paso…
A una nota… “Voy y vuelvo…”
A un respiro.
A una polera…
A un paso…
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